Parece todavía ayer cuando muchos de nosotros descubrimos ese vídeo de unos tenistas echándose un partido en una pista muy colorida además de cubierta. En ese partido, bastante amateur, todo sea dicho, un cantante con unas pintas de yonki venido a menos amenizaba el enfrentamiento cantando sobre las extrañas bondades de los deportes, en ese temazo llamado "Sports" que nos hizo conocer a Viagra Boys.
Tres años después de aquello, y con "Street Worms" estando ya de manera unánime entre las claras revelaciones de la última década, nos llega el segundo trabajo de la banda, "Welfare Jazz". En él, comprobamos que la esencia de los suecos, compuesta de post-punk, instrumentos más clasicos y ese toque tan importante de ironía sigue inalterable una vez más.
Ya desde el primer LP sabemos de la facilidad de los suecos para componer canciones súper pegadizas, lo cual no deja de sorprendernos cuando comienzan este segundo con "Ain't Nice", una canción que te machaca los huesos con su ritmo y con ese saxo tan rompedor. Otro fundamento básico de la banda es el bajo, que junto con la voz del frontman Sebastian Murphy conforman el claro esqueleto del sonido de Viagra Boys. Así lo demuestran en "Toad", tema que levita entre el insistente bajo y las voces crooner y desgarradas.
Dentro de ese estilo tan post-punk de estirar las líneas de bajo ad infinitum, al grupo le gusta variar la forma en la que lanzan esta pasta viscosa, a veces oscura, a veces luminosa, a sus oyentes. En el caso de "Into The Sun" hay una atmósfera muy de "Sunday Morning" que nos recuerda tanto a The Velvet Underground y que impregna todo de ese rock que ya no es rock, suave y dejado. El sonido de la resaca.
Antes que la facilona aunque bien traída "Creatures" prefiero temas que, además de ser más ácidos, consiguen atraer con pequeñas guindas rojas incluidas a drede entre tanto blanco y negro. Esto podemos encontrarlo en el ritmo de escena de peli de acción de "6 Shooter", o en ese tema tan de planear el robo de un banco que es "I Feel Alive", con ese diabólico sonido de piano.
Ya rozando el final, si bien me gustan las vibras tan Blur de "Girls & Boys" (incluso en el título) y el ramalazo folk de "To The Country", me quedo de largo con la colaboración de una todavía desconocida Amy Taylor (Amyl And The Sniffers) junto con la cual el grupo se curra un temazo con sabor a whisky de roble 100% americano.
En definitiva, el segundo álbum de Viagra Boys es una continuación magnífica del primer "Street Worms". Si bien es cierto que han perdido un poco el poder de sorpresa, desde luego han ganado en lo que respecta a conformar un sonido maduro no exento en absoluto de gusto. Nos han vuelto a demostrar de que son capaces de mucho, una vez más.
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