Silly Goose proceden de Atlanta y practican según ellos rap-rock. Hace 2 años editaron su primer y único álbum, "The streets heard it first", y ahora tenemos recién salido del horno este EP llamado "Bad Behaviour", igual que su primer tema.
Es ese tema el que marca el rumbo musical de la banda, ya que efectivamente practican un rock pesado que podría considerarse hardcore sin ritmos veloces, y con la voz más centrada en rapear que en cantar.
El resto del EP nos deja otros 4 cortes con esa misma base, un poco a lo Beastie Boys con la obvia mejora en la producción, y con una base grupal hardcore y agresiva como en los inicios del trío de Brooklyn.
Esperemos tener noticias nuevas de Silly Goose pronto en forma de gira o conciertos por España, de momento este EP y el mencionado disco de 2022 nos dan rap-rock para rato.
It still seems like yesterday when many of us discovered that video of some tennis players playing a match on a very colorful and indoor court. In that match, quite amateurish, it must be said, a singer who looked like a run-down junkie livened up the confrontation by singing about the strange benefits of sports, in that great song called "Sports" that introduced us to Viagra Boys.
Three years after that, and with "Street Worms" already being unanimously among the clear revelations of the last decade, we get the band's second album, "Welfare Jazz". In it, we see that the essence of the Swedes, composed of post-punk, more classic instruments and that important touch of irony, remains unchanged once again.
Since the first LP we know about the Swedes' ability to compose super catchy songs, which never ceases to surprise us when they begin this second one with "Ain't Nice", a song that crushes your bones with its rhythm and that sax. so groundbreaking. Another basic foundation of the band is the bass, which together with the voice of frontman Sebastian Murphy make up the clear skeleton of Viagra Boys' sound. This is demonstrated in "Toad", a song that levitates between the insistent bass and the crooner and torn voices.
Within that very post-punk style of stretching the bass lines ad infinitum, the group likes to vary the way in which they throw this viscous paste, sometimes dark, sometimes luminous, at their listeners. In the case of "Into The Sun" there is a very "Sunday Morning" atmosphere that reminds us so much of The Velvet Underground and that permeates everything with that rock that is no longer rock, soft and left. The sound of the hangover.
Before the easy but well done "Creatures" I prefer songs that, in addition to being more acidic, manage to attract with small red cherries deliberately included between so much black and white. We can find this in the action movie scene rhythm of "6 Shooter", or in that theme about planning a bank robbery that is "I Feel Alive", with that diabolical piano sound.
As we near the end, although I like the Blur vibes of "Girls & Boys" (even in the title) and the folky offshoot of "To The Country", I'm left with the collaboration of a still unknown Amy Taylor ( Amyl And The Sniffers) together with which the group works on a great song flavored with 100% American oak whiskey.
All in all, Viagra Boys' second album is a magnificent follow-up to the first "Street Worms." While it is true that they have lost a bit of the power of surprise, they have certainly gained in terms of creating a mature sound that is not at all devoid of taste. They have shown us again that they are capable of a lot, once again.
Parece todavía ayer cuando muchos de nosotros descubrimos ese vídeo de unos tenistas echándose un partido en una pista muy colorida además de cubierta. En ese partido, bastante amateur, todo sea dicho, un cantante con unas pintas de yonki venido a menos amenizaba el enfrentamiento cantando sobre las extrañas bondades de los deportes, en ese temazo llamado "Sports" que nos hizo conocer a Viagra Boys.
Tres años después de aquello, y con "Street Worms" estando ya de manera unánime entre las claras revelaciones de la última década, nos llega el segundo trabajo de la banda, "Welfare Jazz". En él, comprobamos que la esencia de los suecos, compuesta de post-punk, instrumentos más clasicos y ese toque tan importante de ironía sigue inalterable una vez más.
Ya desde el primer LP sabemos de la facilidad de los suecos para componer canciones súper pegadizas, lo cual no deja de sorprendernos cuando comienzan este segundo con "Ain't Nice", una canción que te machaca los huesos con su ritmo y con ese saxo tan rompedor. Otro fundamento básico de la banda es el bajo, que junto con la voz del frontman Sebastian Murphy conforman el claro esqueleto del sonido de Viagra Boys. Así lo demuestran en "Toad", tema que levita entre el insistente bajo y las voces crooner y desgarradas.
Dentro de ese estilo tan post-punk de estirar las líneas de bajo ad infinitum, al grupo le gusta variar la forma en la que lanzan esta pasta viscosa, a veces oscura, a veces luminosa, a sus oyentes. En el caso de "Into The Sun" hay una atmósfera muy de "Sunday Morning" que nos recuerda tanto a The Velvet Underground y que impregna todo de ese rock que ya no es rock, suave y dejado. El sonido de la resaca.
Antes que la facilona aunque bien traída "Creatures" prefiero temas que, además de ser más ácidos, consiguen atraer con pequeñas guindas rojas incluidas a drede entre tanto blanco y negro. Esto podemos encontrarlo en el ritmo de escena de peli de acción de "6 Shooter", o en ese tema tan de planear el robo de un banco que es "I Feel Alive", con ese diabólico sonido de piano.
Ya rozando el final, si bien me gustan las vibras tan Blur de "Girls & Boys" (incluso en el título) y el ramalazo folk de "To The Country", me quedo de largo con la colaboración de una todavía desconocida Amy Taylor (Amyl And The Sniffers) junto con la cual el grupo se curra un temazo con sabor a whisky de roble 100% americano.
En definitiva, el segundo álbum de Viagra Boys es una continuación magnífica del primer "Street Worms". Si bien es cierto que han perdido un poco el poder de sorpresa, desde luego han ganado en lo que respecta a conformar un sonido maduro no exento en absoluto de gusto. Nos han vuelto a demostrar de que son capaces de mucho, una vez más.
La enorme buena forma que destilan Hacktivist es la primera impresión que caracteriza a "Hyperdialect",
segundo álbum de este grupo inglés. Caracterizados desde su nacimiento
por aunar rap y djent, esta vez se basan en una marcada atención por
inflar de ritmo y repeticiones su sonido, acercándolos a un mix más
lleno de sentido y menos estereotipado que su anterior "Outside The Box".
Ya desde el principio, canciones como "Anti Emcees" o "Luminosity"
guían el camino hacia esa insistencia comentada por la composición de
canciones de rap con una base netamente agresiva. Incluso la parte vocal
en este disco gana mucho en versatilidad, con partes casi habladas en
"Lifeform", tomando siempre como referencia un djent que rebaja
experimentación para aumentar su lado más groovy.
A riesgo de repetirme, lo mejor de Hacktivist
en 2021 es que parecen haber entendido que necesitan una dirección
concreta hacia donde dirigirse, aunque eso les haga bajar revoluciones
en ciertos momentos. Pese a ello, sus influencias aquí no son para nada
típicas: sigue habiendo djent a lo Meshuggah
como en "Currency", "Dogs Of War" o "Planet Zero", pero suplen su falta
de técnica virtuosa con riffs semejantes al metalcore, como en el
adelanto "Armoured Core". Eso sí, no son sus únicas referencias. Ejemplo
de ello son "Turning The Tables", con unos samples electrónicos muy
británicos, o "Hyperdialect" (con colaboración de Aaron Matts, ex-Betraying The Martyrs) y "How You Dare To Exist", ambas acercándose bastante al deathcore.
En definitiva, un disco mucho más disfrutable que su antecesor, algo de
lo cual los fans de lo musicalmente ecléctico nos alegramos y no poco.